Aquietar la mente, contralar las emociones, no dejar que la ira, el miedo o el rencor actúen por nosotros.
Cuesta, y mucho, sobre todo si eres de naturaleza calmada y pacífica. En estos casos se suele explotar por acumulación y cuando eso ocurre, el "mar enrabietado" de nuestra mente no nos deja ver nada que no sea la propia turbulencia interior.
Esta sabia reflexión que nos planteaba la tortuga sabia del film Kung Fu Panda, no solo es aplicable a estados de rabia, también a bloqueos mentales. Un trabajo que no cuadra después de horas de darle vueltas, una decisión que te está resultado casi imposible tomar... sea lo que sea déjalo reposar.
Para, tomate un respiro, cambia de actividad o vete a la cama, seguro que mañana con la mente en calma veras nítida la solución.
¡Haz la prueba…!